En uno de los veranos más duros en todo el país, la semana que estuve allí fue el verdadero descanso. Cantabria ofrece un paisaje precioso, a los que nos gusta la montaña, lleno de verde, aire puro. La casa de Judith te pone todo esto a los pies. La casa es muy cómoda, silenciosa, permite descansar, el menaje de cocina es completísimo y muy bonito (olla expres, o calentador de agua, por ejemplo, que no es habitual). El terreno que tiene es estupendo, te sientes en paz. Fuimos con niños, y se convirtieron en pastores, con las ovejitas que tienen y los ponys. Es algo diferente y muy muy agradable. Judith y su marido hacen que te sientas como en casa, atentos y dejándote libre. Los niños los recuerdan con mucho cariño.
Gracias Judith, cuenta con nosotros porque te prometo que vamos a volver. Un abrazo.